Autoridades del MEC inauguraron un nuevo Centro de Capacitación Profesional en la localidad de Juan Lacaze
Cuando los últimos ecos de los aplausos desatados por el corte de cinta se dispersaban en la soleada pero gélida mañana de junio y los pequeños trozos de tela ya eran souvenir en los bolsillos de los jerarcas, la ministra María Julia Muñoz, la directora de Educación Rosita Ángelo y la directora de Centros MEC Glenda Roldán, junto a otras autoridades, se encaminaron a dos reuniones importantes, la primera de ellas con representantes de los 54 jóvenes que nuclea el nuevo CECAP de esta pequeña localidad de 12.000 habitantes, la segunda con el alcalde de Juan Lacaze, Darío Brugman, cuyo empeño integrador y solidario se había puesto de manifiesto en la ceremonia.
Rosita Ángelo, María Julia Muñoz y Glenda Rondán presentes durante la inauguración
El pequeño local, pulcramente digno, trabajosamente trajinado por el bochinche adolescente, vivió su día de fiesta plasmado en el video de puntillosa compaginación colectiva que detalla la crónica de una jornada de los muchachos que asisten al CECAP, el decimonoveno que el MEC logra instalar en localidades del país, desde el meticuloso ritual del desayuno hasta las clases de cerámica y de carpintería, pasando por un proyecto postulado por los propios alumnos que empiezan a descubrir la expresión de su potencial “Jugar para Crecer”, diseñando y manufacturando juegos para la escuela local.
Las autoridades intercambiaron inquietudes con los presentes
Construyendo confianza juntos
La ejecución del himno nacional puso marca a la inauguración en el patio donde se agrupaban las sillas y se amontonaba el interés comunitario concretado en el apoyo de una carpintería que presta máquinas y enseres para los cursos, la panadería que proporciona el desayuno, los vecinos que se remangaron para recuperar el local de la vieja escuela técnica de UTU abandonada y vandalizada, a tono con la cita de Paulo Freire que recibe al visitante en el zaguán : “Creemos en una comunidad educativa que trabaja por la cultura y por la justicia social para dar a todos la palabra en sociedad”.
Los estudiantes de Cecap obsequiaron a la ministra con una obra confeccionada por ellos
No sorprendió que la palabra del brasileño, pedagogo del oprimido, cuya obra educativa abraza el pasado siglo XX latinoamericano, cerrara la oratoria de Patricia de Castro, coordinadora del CECAP Juan Lacaze: “la educación no cambia el mundo, cambia las personas que van a cambiar el mundo”.
De Castro agradeció la presencia tanto de las autoridades del MEC como municipales y reseñó los mojones que llevaron al logro celebrado por la inauguración. Explicó que “desde 2014 trabajamos en distintas etapas con adolescentes que tienen mucho potencial y abandonaron el sistema educativo”, así como en rehacer sus vínculos conflictivos con el entorno adulto, familiar y social.
La pujanza interinstitucional, movilizada por gestores comprometidos, logró numerosos convenios departamentales, “una experiencia piloto con los salesianos, un taller de gastronomía con la UTU, el apoyo del Area de Educación No formal del MEC, entre otros” y en setiembre de 2015 el municipio confirmó la disponibilidad del local. “Desde febrero estuvimos construyendo juntos confianza para querer seguir aprendiendo a través de una propuesta de talleres flexibles”, destacó.
Volver a tejer, reinventarse
Rosita Ángelo reforzó la impresión de “Sí se puede” que a todos gana cuando se tienen frutos del esfuerzo conjunto: “Cómo uno, siendo un hilo, una lanita, una trama, puede armar un tejido potente, cómo diversos actores institucionales, en base al diseño de una idea podemos lograr que todas y todos tengan un espacio educativo”, redondeando formalmente la impresión con “muchas veces una teje, vuelve a tejer, vuelve a reinventarse, a recomenzar, de eso se trata”.
La ministra María Julia Muñoz aludió a su personal nostalgia por Juan Lacaze, recordando a Héctor Rodriguez, el gran militante sindical sesentista, a los obreros textiles en tiempos de Cielito del ´69, que la hicieron “aprender a querer al Uruguay”, hilvanando las remembranzas con el presente y el futuro que los jóvenes están construyendo, más allá de recordar a figuras emblemáticas de Juan Lacaze como El Sabalero u Osvaldo Laport.
Muñoz recibió regalos no exentos de originalidad y buen gusto, como un par de baquetas confeccionadas por los mismos muchachos y una obra artesanal del coloniense Pedro Larrea sobre motivo de carnaval lubolo, ambos obsequios apuntando a una de sus pasiones, las llamadas.
Medió luego la recorrida y el corte de cinta, antes que las jerarcas, en un ambiente ya más coloquialmente distendido se reunieran en una de las aulas con un grupo de delegados de los muchachos, de quienes recibieron inquietudes y apuntaron a estimular en su tarea y animarlos a plantear sus reclamos de un modo capaz de posibilitar su crecimiento futuro.
También se reunieron con el alcalde, que se refirió con gran entusiasmo a la conjunción de “gobierno nacional, gobierno municipal y gobierno local, comunidad, vecinos, docentes” para la realidad celebrada hoy y planteó las inquietudes en materia de carencias de Juan Lacaze, así como las tareas con las que se superan obstáculos.
JV/AS