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El presente año se cumple un siglo de que Pedro Figari asumiera la dirección de la Escuela Nacional de Artes y Oficios (1915-1917). Tal acontecimiento, será el hilo conductor de una serie de actividades que el museo llevará a cabo en el corriente año. Por tal motivo presentamos el logo que la diseñadora gráfica Florencia Mirza ha elaborado para identificar aquellos eventos que formarán parte del ciclo de actividades conmemorativas (exposiciones, conferencias, jornadas de debate).
En sólo dos años como director de la Escuela Nacional de Artes y Oficios (ENAO), Pedro Figari realizó una reforma integral de la institución, con miras a la formación de obreros-artesanos capaces de generar una “cultura práctica industrial”, como la llamó el mismo autor. “En Uruguay, lo que es Varela a la enseñanza primaria y Vázquez Acevedo a la secundaria y universitaria, lo es Figari en la artístico industrial: un reformador con mucho de fundador”, sostuvo Arturo Ardao en el prólogo a la compilación de sus textos sobre Educación y Arte. (Biblioteca Artigas, Montevideo 1965, pág. XXVI).
Si bien el pasaje de Figari resulta un hito en la historia educativa del país, y es un claro antecedente de la actual Universidad del Trabajo del Uruguay (UTU), muchas de sus adelantadas ideas pedagógicas, filosóficas y técnicas encontraron una enorme resistencia política y no llegaron a impactar en forma masiva, por lo que es necesario que sean revisitadas y debatidas en el contexto actual, donde cobran una renovada vigencia.
El diseño conmemorativo realizado por Mirza toma como punto de partida un vitraux para ventana que Figari diseñara junto con sus alumnos y que fuera expuesto en la muestra final en los salones de la ENAO en 1917, donde se subastó lo producido por la Escuela en esos dos intensos años. La parte superior del vitraux, que no figura en este logotipo, enseña dos aves posadas en una rama en coloridos vitrales, que el pintor Milo Beretta (docente y colaborador de Figari en su aventura pedagógica) adquirió para decorar la casa quinta del filósofo Carlos Vaz Ferreira en el barrio montevideano Atahualpa en 1918.
Esta casa se conserva actualmente como un museo de sitio tal como fuera decorada por Beretta en los años veinte para la familia Vaz Ferreira, y sigue algunas de las premisas americanistas de la ENAO según la estética promulgada entonces por Figari, e incluso contiene gran parte del mobiliario, como la sección del vitraux con las aves y otros objetos utilitarios diseñados por la ENAO durante el mandato figariano. Es, por tanto, un muestrario único y “vivo” que pone en evidencia cómo fueron llevadas a la práctica sus ideas.