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Se concretó una importante donación de cartas y documentos manuscritos y mecanografiados de Pedro Figari e hijos, al Museo Figari. Por resolución de la Dirección Nacional de Cultura se hace efectiva la donación de María del Carmen García Seoane de este breve corpus epistolar. (Res. 167/2013)
Se trata de un conjunto de seis cartas (tres de Pedro Figari a familiares y a un amigo, y otras tres de familiares con Figari como destinatario) y una copia (de Pedro Figari a un familiar), que pasan a incorporarse al acervo del Museo Figari.
De este modo, gracias a la generosa colaboración de amigos, estudiosos e interesados en la vida y obra de Pedro Figari, la institución que lleva su nombre custodia documentos a los que se le dará el debido cuidado y la difusión que ameritan.
Por otra parte, la Asociación de Amigos del Museo Figari donó un ejemplar de la primera edición de La guitarra de los negros de Ildefonso Pereda Valdéz. Este valioso y raro ejemplar, cuyo poema que da nombre al libro está dedicado a Pedro Figari, fue editado en 1926 por los sellos emblemáticos de la Cruz del Sur y Martín Fierro (Montevideo y Buenos Aires).
Además de las ilustraciones interiores (xilografías) de la artista brasileña Maria Clemencia, destaca en la anteportada un delicado retrato de Ildefonso Pereda Valdéz realizado por Norah Borges (hermana de Jorge Luis) que revela los vínculos del joven Pereda con la vanguardia ultraísta. Este volumen en particular lleva una dedicatoria manuscrita del autor a su primo Julio Silva y fue expuesto en la reciente muestra Poesía e ilustración uruguaya 1920-1940.
El Archivo General de la Nación guarda una carta fechada en París el 10 de setiembre de 1926, en la que don Pedro Figari comenta y agradece el recibo de este libro a su "Querido poeta y amigo". Consignamos aquí un fragmento de la misma:
"Recibí hace muy pocos días su libro, del que habia oido hablar 'La guitarra de los negros', que he leido con fruición, y que le agradezco tanto más cuanto que viene con dedicatorias bien honrosas para mi. Las viñetas de María Clemencia también son primaveras: felicítala en mi nombre. Hablamos mucho de Ud. con su hermana y Escuder Núñez. Su nuevo libro es como los anteriores de gran interés, y denotan un culto simpático hacia el terruño, que es preciso mantener y fomentar, para su bien y mayor dignidad..."