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A 85 años de la muerte de Figari
Apertura: 24 de julio
Cierre: 2 de setiembre
Esta exposición reúne pinturas, fotografías, documentos -recortes de prensa, cartas y telegramas de pésame, entre otros- y objetos personales de Figari al momento de su fallecimiento. Pedro Figari, nacido en Montevideo en 1861, murió de un paro cardíaco en la madrugada del 24 de julio de 1938, en la casa de su hijo Pedrito, en su ciudad natal, en Bulevar España 2731. Su muerte coincidió con el fallecimiento de su amigo, el escritor Carlos Reyles. Los diarios en ambas márgenes del Plata recogieron la noticia de sus pérdidas como el cierre de una época de esplendor. El diario El Bien Público de Montevideo publicaba la noticia bajo el siguiente título: “Un tiempo y un estilo de la vida nacional perdieron ayer a sus intérpretes.” Fernán Silva Valdés escribió su famoso poema “Romance para la muerte de Carlos Reyles y Pedro Figari” y en los periódicos circuló la que se decía fue su última fotografía.
Pedro Figari. Velorio. Óleo sobre cartón. 62 x 82 cm. s/f. Acervo Museo Figari
A 85 años del triste acontecimiento, el museo que lleva su nombre le rinde tributo poniendo al alcance documentación inédita que nos refiere, también, a los rituales funerarios tal como la sociedad uruguaya los practicaba en la primera mitad del siglo XX.
El mismo Figari pintó varios velorios, como el que se exhibe en esta muestra, y el tema de la muerte no fue ajeno a su obra plástica, filosófica y literaria. En Historia kiria, la novela utópica de 1930, reflexionaba: “Este detalle de la muerte tan natural, y tan antiguo por lo propio, no ha sido aún aclarado ni se le ha dado su verdadera significación. Sólo en Kiria se llegó a esto. Para este pueblo la muerte era un pasaje a las inmensidades y variedades de la vida cósmica en la eternidad, y, por lo mismo, no tenía la importancia que le atribuimos hoy.” En el ensayo filosófico Arte, estética, ideal (1912) escribió: «Todo es “vida”; en la realidad. Todo lo que ha existido existe, y no puede dejar de existir, de una u otra manera, por cuanto no puede haber creación ni destrucción de substancia, ni tampoco creación o destrucción de energía. Estos dos elementos, por lo demás, inseparables, —substancia, energía— son la vida, pues; vale decir, lo que ES».