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Un público diverso y descentralizado
Un balance más que positivo dejaron las pasadas jornadas del Patrimonio para todo el país, y en particular, para el Museo Figari.
Pese al clima frío para esta época del año, el público se dio cita con las actividades culturales que año a año concitan el interés de los uruguayos.
La asistencia a la sede del museo fue menor que años anteriores, algo natural si se consideran los cuidados que la población debe tomar para no exponerse al riesgo sanitario. El día sábado 3 de octubre se registraron 240 visitantes y el domingo, pasaron por las instalaciones del museo 317 personas.
El flujo fue constante en ambas jornadas y no hubo necesidad de hacer esperar fuera del local a los visitantes, que pudieron disfrutar del nuevo sistema de audioguías con Lengua de Señas Uruguaya, instalado para las obras de la colección de Figari, así como recorrer en las últimas horas de exhibición, la muestra de Virginia Patrone, Premio Figari XXIV del Banco Central, una retrospectiva que tuvo una gran repercusión mediática.
Pero el Museo Figari ofreció, además, otras propuestas culturales fuera de su sede. En Fotogalería a cielo abierto del Prado se exhibe hasta el 30 de noviembre la exposición Memorias de la luz. El registro fotográfico en la vida y en la obra de Pedro Figari, un proyecto en colaboración con el Centro de Fotografía de Montevideo para celebrar los 10 años del Museo Figari.
En ese mismo afán celebratorio, el museo también intervino varias instituciones amigas con muestras descentralizadas bajo el título Figari y sus contemporáneos. Estas pequeñas muestras habilitan diálogos entre la obra de Figari y creadores coetáneos de don Pedro, haciendo foco en los propios acervos de dichas instituciones. En el Museo Histórico Cabildo de Montevideo, por ejemplo, se exhiben obras de Figari padre y Figari hijo (Juan Carlos); en el Museo de San José, se busca un diálogo entre la obra de Rafael Barradas y los cuadros de Figari allí presentes; en el Museo Gallino de Salto se muestran documentos del escritor salteño Enrique Amorim y obras de Pedro Figari que evidencian su amistad; y en el Museo Zorrilla de Montevideo, las obras de Guillermo Rodríguez y de José Luis Zorrilla evocan y homenajean a Figari.
En todos los lugares citados se cumplieron los protocolos sanitarios tal como fueron estipulados por las autoridades.
De este modo, se puede decir que el público que se puso en contacto con la obra de Figari ha sido, "a pesar de los pesares", más abundante y diverso que en años anteriores. Es un gran esfuerzo para el equipo del museo -que continúa trabajando en otras muestras de esta serie de Figari y sus contemporáneos-, pero entendemos que el mismo redunda en una verdadera celebración colectiva de sus diez primeros años de vida institucional.