Pintado en la ciudad de París en 1932 –un año antes que Pedro Figari retornara a Uruguay y luego de once de ausencia de su país–, el cuadro Emigración echa una lacónica mirada a la problemática de los desplazamientos humanos.

Son escasos, casi nulos, los aperos que la pareja lleva consigo al abandonar el campo por razones que desconocemos pero que es fácil intuir. Las luchas fraticidas en la joven república y la miseria de las condiciones de vida de las zonas rurales empujan al continuo movimiento de contingentes humanos y se ensañan con las clases empobrecidas.*

El artista dispone los elementos de la composición con maestría técnica y perspicacia psicológica. Cae la noche. Una luna turbulenta y el cielo cargado de nubes son los coloridos símbolos de aquello que los personajes abandonan (la naturaleza cruda), así como un presagio para los difíciles tiempos que vendrán.

La tristeza se advierte más en el cansino andar de los caballos que en el porte de las figuras humanas: “Son vivas, desgarbadas, crueles sus siluetas de caballos viejos y enflaquecidos […]  La verdad que Figari pone en sus caballos no todos la perciben. Mas ella, acentuada en sus perfiles, como toda verdad artística, da del caballo, en la declinación de su vida, abandonado a su soledad, o en el auge de sus andanzas, una estampa de una penetrante realidad física, enriquecida por todas las otras verdades que Figari pone en sus cuadros.” (Herrera Mac Lean, Pedro Figari, Bs As, 1943)

Atrás van quedando el ombú, con su copa encrespada “moviéndose” al compás de las vertiginosas nubes, y la casa, cuyo frente discreto y noble hace pensar en una austeridad sin lamentos. Acaso el diminuto perro al centro de la composición, vivaracho y alerta, sea la expresión del sentimiento doméstico que perdura. Alma pequeña y alegre que concentra la energía de un futuro mejor.                                                                                                                                                                                                                                                                                                                           

Pedro Figari. Emigración
Pedro Figari
Emigración
1932
Óleo sobre cartón
58,5 x 79 cm

 

* La cuestión de la vivienda rural fue un tema larga e intensamente tratado por Figari.  En 1885 presentó su tesis sobre la Ley Agraria para obtener el grado de doctor en Jurisprudencia. Allí proponía una distribución equitativa de los terrenos fiscales en manos de latifundistas: “Las pequeñas propiedades no pueden prosperar al lado de las mayores, cuando se dedican a la misma industria [ganadería] y son absorbidas o cuando menos dominadas en su producción por los movimientos que ellas señalan”. (La ley Agraria, Montevideo, 1885)

Treinta años después, en una entrevista concedida y publicada en el diario La Razón, (21 de mayo de 1915) comparaba las condiciones del campo y la ciudad: “La vida, hoy, no ofrece halagos para la gente del campo. Expuesta a todas las inclemencias y deficiencias de la vida primitiva, puede decirse; relegada a una mentalidad sólo conmovida por una instrucción teórica, cuyo alcance práctico ni pueden vislumbrar siquiera ¿con qué contar para que se opere una transformación de sus usos inveterados, si carecen de todo?”

Miércoles 5 de Diciembre de 2012
Dirección Nacional de Cultura