Balance del año
El 2022 fue un año de pos-emergencia sanitaria, en donde se buscó retomar la dinámica de actividades del museo que se venía desarrollando previo a la pandemia. El público adulto asiduo a los museos –que en buen número fue población de riesgo en tiempos pandémicos– continúa aún hoy retraído: las maneras de pensar el museo como atractivo para todas las franjas sociales y etarias sigue siendo un tema de debate en el ámbito cultural.
En el Museo Figari se intentó, no solo reactivar las actividades al interior del museo sino buscar fortalecer y consolidar una política de extensión extramuros, con varias exposiciones, charlas y eventos culturales en el interior del país y en otras locaciones de Montevideo, en acuerdo con otros centros culturales.
La operativa de traslado de obras originales de Pedro Figari implica costos, un gran esfuerzo coordinado y una mirada muy atenta a los cuidados que ameritan estos movimientos. Se trata de realizar muestras que cumplan con los estándares internacionales de exhibición de obras de arte, buscando, de este modo, fomentar la profesionalización del medio museístico nacional.
Para ello se trabajó en varios sentidos: se realizaron talleres y actividades participativas tanto dentro como fuera de la institución a cargo de Silvana Pastorini del área educativa del museo, y se incrementó la producción audiovisual, con el registro de eventos y la generación de videos de difusión para las redes sociales, a cargo de Florencia Machín, buscando establecer un puente con las nuevas generaciones y capitalizar lo aprendido durante la pandemia en temas de tecnología digital y redes sociales. En el área de diseño y comunicación se volvieron a editar catálogos, libros y folletos de calidad. Además, se envió el boletín digital y se mantuvo actualizado día a día el sitio web oficial, todo esto gracias a la labor de la diseñadora gráfica del museo Leticia Aceredo.
Por otra parte, se prosiguió con la atención a las actividades habituales como la programación de visitas de estudiantes escolares y liceales, a cargo de nuestro guía Juan Manuel Sánchez. También fue un año arduo para el área de conservación y restauración que lleva adelante Alicia Barreto, ya que se realizaron arreglos edilicios que implicaron una atención redoblada sobre los cuidados del acervo, y además se restauró un importante número de obras y documentos de Pedro Figari. El archivo del museo, a cargo de Lucía Draper, recibió e ingresó de una cifra significativa de documentos, obras y fotografías, y reorganizó sus fondos documentales. Muchas de estas actividades de archivo y de conservación, y también todas las tareas administrativas, no tienen ninguna o tienen escasa visibilidad pública, sin embargo, es impensable evaluar los logros de la institución sin ellas y sin las personas que las llevan adelante.
Para finalizar y a modo de resumen, diremos que, invitados por la Dirección Nacional de Cultura a destacar únicamente tres actividades que hayan tenido una gran recepción de público y medios de comunicación, señalamos la exposición del Pericón que involucró a numerosos artistas e instituciones, la muestra de Sáez y Figari en la ciudad de Mercedes y la publicación del libro Memorias de la luz, que supuso un broche de oro a un trabajo de varios años del equipo del museo.