En abril de 1919 Pedro Figari viaja con su familia a la cercana localidad de Pando para presenciar La procesión del encuentro, ceremonia religiosa que a la sazón se realiza al alba del domingo de Pascua. Figari se establece un día antes para asistir a los pormenores del ritual cristiano: la misa, la espera de los grupos, el encuentro entre las dos “imágenes” del Cristo y la Virgen, la entrada en el templo.
A Figari, ateo, pensador afiliado a la corriente evolucionista, le interesa especialmente el costado sociológico del asunto, que inmortaliza en una serie de hermosos y sugerentes cartones. Algunos aspectos de la procesión han variado desde entonces (el horario, el recorrido) o se han incorporado nuevos detalles, pero como todo rito verdadero su esencia repite cíclica una historia fuera de la historia.
El trabajo del fotógrafo Rodrigo López realizado en la vigilia de Pascua del presente año, tensa estéticamente esas dos variables: lo inmutable de la ceremonia y lo efímero de la circunstancia. Indaga en el ambiente de recogimiento de los fieles, sigue el camino de las figuras de madera policromada y a su forma y con sus propios medios repite la operación contemplativa de Figari.
Con perspicaz observación, López aporta nuevos elementos relevantes para un estudio de caso. Ya que con toda seguridad se trata de uno de los pocos fenómenos en el que podemos estudiar hasta qué punto la obra de Figari sirve de testimonio a un suceso histórico y en qué medida las libertades que como “pintor de recuerdos” se toma, apuntalan o tergiversan el valor documental. La muestra fotográfica se presenta en el contexto de una investigación de museo –se exhibe junto con obras de Figari- pero también provoca un nuevo hecho estético, con todas las singularidades que implica su medio expresivo.
Inauguración: Martes 11 de octubre, 19 horas